¿Para qué te grabas, pervertido?
Una vez m ás, se filtra una escena vivida en el ámbito privado de dos personas. Una vez más, la pregunta suena una y otra vez… con rancios sonidos de un eco que rebota en mohosas paredes cubiertas de madera de caoba. Ocultando sus propias vergüenzas para que el mundo permita, sin riesgo a demasiada réplica, que actúen como abogado, fiscal, juez y jurado: ¿Para qué se graba? Y esa resulta ser la pregunta del día. No vale la pena preguntar quién ha filtrado el vídeo, si es necesario endurecer la legislación para que no vuelvan a ocurrir esta clase de cosas, si se pueden activar mecanismos, de algún tipo, para que cuando esto ocurra, algún tipo de programa pudiera suprimir el vídeo o las fotos de la red basándose en cualquier algoritmo que se le ocurra al hacker de turno… No, nada de eso es importante, porque la pregunta sigue siendo: ¿Para qué se graba? Pues bien, no tengo claro el para qué, ni siguiera tengo claro el por qué, pero hay algo que sí sé. Se puede grabar si quiere, no ...