EXPLOTACIÓN, DEGRADACIÓN HUMANA Y DESPOTISMO
CONSENTIDO, EN PLENO SIGLO XXI
¿Y si les dijera que la
delegación más grande de una empresa gigante (que todos conocemos) se dedica a
explotar al personal sin ningún tipo de miramiento?
¿Y si les dijera que esa empresa
le dice al personal que tiene que estar atento para recibir nuevos cursos cada
día y, que si hay algo que no son capaces de recordar serán sancionados
inmediatamente?
¿Y si les dijera que esa empresa dice
que tiene un horario reducido para el personal, pero envía continuamente trabajo
para que lo terminen cuando sea necesario? Ejemplo: Si este informe no está
terminado en tu horario laboral, lo terminas en tu casa, pero lo quiero aquí
para mañana.
¿Y si les dijera que cada dos por
tres tienen auditorías internas de los distintos encargados y, que si fallan
reciben sanciones?
¿Y si les dijera que, muchas
veces, el personal llora en su casa ante la impotencia de no poder hacer nada
para remediar su situación?
¿Y si les dijera que esto acaba
provocando muchísimas veces discusiones con los demás miembros de la familia
(donde alguno, se pone de vez en cuando de parte de la empresa) y puede llegar
a provocar divorcios y problemas conyugales?
¿Y si les dijera que el personal
tiene que estar sentado en sillas duras e incómodas porque la empresa se niega
a invertir en sillas ergonómicas?
¿Y si les dijera que, cuando cometen
un error en su trabajo reciben automáticamente una sanción pública delante del
resto del personal?
¿Y si les dijera que son seres
humanos que pesan entre 20 y 50 kilogramos y que les obligan a cargar maletas,
a diario, que pesan entre 7 y 13 kilogramos (lo he podido comprobar con la
báscula, depende del día)?
¿Y si les dijera que, en caso de
tratarse de adultos todos los implicados acabarían en la cárcel?
No me vale el argumento de:
siempre ha sido así (durante años, también era normal que una mujer no tuviese
derechos). No me vale el argumento de: Es su trabajo (es ilegal que un menor
trabaje). No me vale el argumento de: Los estamos preparando para el futuro.
Futuro… Esa es la clave. Todo el
mundo ve, que la generación que más oportunidades de estudio ha tenido es, al
mismo tiempo, la que más problemas mentales está teniendo, la que más problemas
de espalda está padeciendo cuando crecen, la que más inseguridades tiene.
Los niños se encierran seis horas
(aproximadamente) en unos centros donde les enseñan a obedecer, no cuestionar y
mantenerse quietos y en silencio. Más o menos en la mitad salen al patio, entre
quince y veinte minutos, para poder jugar y desconectar, para luego volver a entrar
en el mismo sitio. Con sillas de madera, inclinados continuamente, prestando
total atención y recibiendo castigos si se despistan. Igual que en sistema
carcelario.
Llegan a su casa y tienen que
comer corriendo para volver a sentarse y estudiar para los exámenes
pertinentes. Pero, eso sí, sin descuidar la tarea escolar que se les manda para
que entreguen, sin falta, a primera hora del día siguiente. Muchos de ellos, tienen
que ir a clases particulares porque, a pesar del tiempo que pasan en el colegio,
no son capaces de ponerse al día (bien por el enorme aburrimiento que les provoca
estar allí, lo cual hace que acaben mirando al techo mientras el profesor habla
o bien porque el profesor no consigue hacer que el niño/a aprenda correctamente
las lecciones que está explicando).
Es explotación. Muchos dirán
ahora: Explotación era cuando nuestros abuelos trabajaban en el campo, y tienen
razón, también era explotación, pero este tipo de explotación es más sutil, porque
es una explotación psicológica en la que, por convencimiento y miedo, los
padres también participan: Hijo tienes que hacer esto para no tener que matarte
a trabajar, tienes que aprender para tener un futuro, debes tener una rutina
para ser alguien cuando seas mayor. Están explotados dentro y fuera del centro.
Es todo una farsa y una gran
mentira. La psicología evolutiva es una farsa, los psicopedagogos que explican
las rutinas son unos charlatanes y, entre padres y profesores tenemos varios
tipos: Los que se lo creen, los que quieren creerlo y a los que les es más
cómodo creerlo. Ninguno se para a pensar, realmente, en el daño mental que
están ocasionando a un niño/a que no consigue enterarse de la lección, que no es
capaz de terminar las tareas en clase porque se despista o que no consigue
memorizar con la suficiente rapidez para llegar a los exámenes. Siempre con el constante
miedo de: puedo suspender, puedo repetir.
Si esto sucediera en una empresa
con adultos trabajando, ahora estaríamos hablando de cárcel, pero ¿quién
protege y cuida a los niños? Por lo que se ve en la sociedad: Los carceleros y
sus cómplices.
Que nadie se ofenda demasiado (o
sí: los adultos tienen el privilegio de poder hacerlo). Como de costumbre, esta
es sólo mi humilde opinión.
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