11 de Septiembre de 2018

Tercer correo electrónico enviado a la misma agencia de transporte (agencia que, después de esto, ya no uso) el 11 de Septiebre de 2018

En 1971 se envió a través de la red ARPANET un correo electrónico con un único texto “QUERTYUIOP”. En apenas unos años, los correos electrónicos comenzaron a fluir por la red tal y como fluye la sangre por las venas de un ser humano. Las conversaciones a través del ordenador fueron sustituyendo lentamente a las escritas a mano, hasta hacer que, prácticamente desaparecieran. Hoy en día, uno puede enviar un correo sabiendo que, en menos de un minuto, la persona que está al otro lado lo habrá leído y estará preparando su respuesta. Lo más probable es, que hoy, 11 de Septiembre, cientos de miles de correos electrónicos hayan sido enviados para llamar a la celebración del Día Nacional de Catalunya, cientos de miles habrán sido enviados para recordar la masacre vivida en las torres gemelas, miles para recordar el aniversario de la batalla de Stirling Bridge. El avance en la comunicación es, sin ninguna duda, una de las cosas más maravillosas que nos ha proporcionado la tecnología. Desde la creación de los grupos de chat, que muchas empresas utilizan hoy en día para comunicarse con sus empleados, hasta las maravillosas videoconferencias, utilizadas para cursos, reuniones a las que no se puede asistir en persona e incluso entrevistas de trabajo. La comunicación: Acción consciente de intercambiar información entre dos o más participantes con el fin de transmitir o recibir significados a través de un sistema compartido de signos y normas semánticas. Maravillosa palabra, maravilloso arte del lenguaje. Pero qué difícil es, comunicarse a través de cualquier tipo de vía, cuando el receptor decide hacer caso omiso de todos los intentos que realiza el emisor. Qué difícil es comunicarse, cuando la persona que está al otro lado del correo electrónico decide leerlo por encima, para luego enviarlo a la papelera. Qué difícil es, intentar establecer una comunicación cuando el receptor del mensaje parece dispuesto a ignorarlo por completo, rompiendo del todo con esa maravillosa frase de Marshall Field y Harry Gordon Selfridge que dice “el cliente siempre tiene la razón”. O tal vez, ustedes, receptores de mis mensajes, hayan decidido ignorarlos, porque, una de las agencias con las que trabajo tomó la decisión de romper del todo con los acuerdos que tenían con ustedes. Personalmente, no sé si es dejadez, incompetencia o falta de entusiasmo, pero, en este momento, su decisión de dar de baja mi usuario y contraseña en su sistema ha provocado que no tenga acceso a mis justificantes de entrega. Justificantes que necesito con urgencia. Justificantes que me pertenecen, ya que los clientes son de la empresa para la que trabajo y ustedes son únicamente intermediarios entre nosotros y ellos. Terminaré este correo diciéndoles que, sinceramente, si esta es su forma de actuar con los clientes, entiendo perfectamente que la delegación “”” haya decidido dejar de trabajar con ustedes.

Agradecería que a este correo sí me contestaran, a ser posible, con una solución a mí problema.
Reciban un cordial saludo.


Santiago Agulleiro Canosa

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