No perdamos el trimestre

 La importancia de la educación. Datos, datos, datos. No se puede perder un trimestre porque se perderán demasiados datos importantes para el futuro de los niños y niñas de nuestro país. Porque claro, ¿qué clase de futuro puede tener si no saben lo que ocurrió en 1492? ¿Cómo van a leer un libro si no saben quién fue Unamuno? ¿Cómo van a viajar si no conocen la capital de Canadá? ¡Coño!, hay que tener cuidado, yo no me fiaría de un médico que no sabe cual es el río más caudaloso de Europa. No me fiaría de un científico que no sabe quién fue Dickens y mucho menos de un Historiador que no sabe la fórmula del ácido sulfúrico. Porque es una vergüenza. Es horrible que alguien no sepa quién fue la Niña, la Pinta y la Santa María, los hermanos Pinzón y toda la tropa que acompañaba a un señor que, curiosamente nadie sabe donde nació, como ese dato no lo tenemos, no es tan importante. Lo importante es que surcó los mares como Barbarroja, como nuestra imponente armada invencible, como Moby Dick en la maravillosa novela de Herman Melville. Por Dios ¿qué sería de mi futuro si no tuviese todos estos datos en mi cabeza? ¿qué sería de mi vida si, por un instante, se me olvidase como hacer una raíz cuadrada? ¿Cómo podría vivir en este mundo, tan carente de sentido y al mismo tiempo tan lleno de vida si no hubiese podido recibir esa última clase del trimestre de filosofía? Oh, querido planeta, que te mueres cuando estamos en movimiento y te recuperas cuando nos detenemos, al mismo ritmo que nuestros cuerpos se deterioran y entumecen por estar en modo estático. ¿Qué sería de mí sin esas clases de lengua y literatura que me permiten expresarme, con la suficiente fluidez como para que comprendáis lo que necesito decir? Sinceramente, no creo que mi vida hubiese variado lo más mínimo por haber perdido un trimestre. De hecho, perdí un año de mi vida por méritos propios y eso no cambió demasiado el rumbo de mi vida. Pero no hablemos de mí. Hablemos del tema que nos ocupa: Tres meses de estudios. Al parecer, se pueden cerrar todos los bares y restaurantes del país durante tres meses. Se puede suspender el turismo y se puede dejar a la gente encerrada en sus casas, dejando, solamente, los servicios básicos para la ciudadanía. No hay ningún problema. Pero no podemos permitir, bajo ningún concepto, que se de el curso por finalizado, porque claro, a lo mejor este es el trimestre donde les contamos que Cristóbal Colón era un señor bueno y simpático que iba de visita a la India para dar abrazos a la gente (no para saquear y robar, esos eran los ingleses, nosotros queríamos a la gente y les pedíamos las riquezas con educación) y terminó en América Latina porque en aquella época no tenían ni idea de geografía. A lo mejor es el trimestre donde les contamos que Federico García Lorca “murió” en 1939. A lo mejor es cuando les hablamos de Plutón o de cuando les decimos que no se puede decir “almóndiga” ¡Ah, espera! Estos datos no son los que tocaban este trimestre. Este trimestre tocaba memorizar las preposiciones ¿Cómo vamos a saber leer si no memorizamos las preposiciones? 

Antes de que nadie se ponga a criticar esto que se pregunte lo siguiente, por favor. ¿El trimestre es tan importante como para dar clase en junio, julio y agosto? ¿Es tan importante como para que ningún niño y ningún docente tengan vacaciones en todo el 2020 (porque sinceramente, estar encerrado no son vacaciones)? Si la respuesta es “no”, ya me habréis contestado.

Como siempre, esto es solo mi humilde opinión.

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