Mi querido y respetado Mario
El gallego, antiguo gallego-portugués, idioma de culto, lengua romance silenciada, preterida ante la lengua del imperio que habla la mayoría de la Península Ibérica. La campaña contra el gallego en la tierra donde gobernó Alfonso el sabio sigue en marcha.
¿Cuál fue el ataque principal de
España a la antigua Galaecia, cuando decidió someterla con su nobleza
castellana? A esta pregunta muchos responden que el verdadero ataque estuvo en
el acoso y derribo de los nobles locales, otros hablan de la esclavitud a la
que se veían sometidos los campesinos de la tierra. Otros, como el que escribe,
responderíamos que, sin la menor duda, ese ataque principal ha sido a través de
la lengua. El castellano o español, que reemplazó en las altas esferas la lengua
que antes se hablaba con fluidez en todo el territorio, convirtiendo el idioma
gallego en un idioma solamente utilizado por los pobres, por la gente que no
tenía la suficiente categoría para utilizar la lengua de la nobleza castellana,
porque, claro, eran tan analfabetos que la desconocían. ¿Es también por eso por
lo que los nobles castellanos masacraban a todo el que se le ocurría escribir
una palabra en gallego, porque, tal y como dice usted, señor Vargas Llosa,
decidían “entrematarse” porque no se entendían al hablar? En este caso, lo
dudo, ya que la muerte venía solo de un lado, no se “entremataban” querido
Mario.
Al igual que usted, muchos
gallegos se sienten orgullosos de sus raíces castellanas (y acomplejados de sus
raíces gallegas). En la tierra donde yo nací se menosprecia la gheada, el
seseo, y gran parte de las expresiones propias de la tierra. ¿Por qué? Porque
parecen sentir vergüenza de sus verdaderos orígenes. Porque el gallego es un
idioma de pobres, es un idioma de aldeas, es un idioma con el que uno no se
puede comunicar con el resto de España (y por supuesto, solo vale comunicarse
con ellos, porque son los que saben lo que nos conviene). El español se impuso
por la fuerza y todo el que no quería seguir la verdadera lengua del Imperio
sabía a lo que se atenía.
El portugués (y, por
consiguiente, también el gallego, señor Vargas Llosa) es la séptima lengua
materna más hablada del mundo. Tiene aproximadamente 260.000.000 de hablantes, y
es la tercera lengua más hablada en usar el alfabeto latino, después del
español y el inglés. Es la lengua más hablada en el hemisferio sur, etc. (si
necesita más datos puede consultar Wikipedia, es la fuente que yo manejo para
estos casos).
Tal y como usted dice: “una
lengua no es solo un medio de comunicación; es una cultura, una historia, una
literatura, unas creencias y experiencias acumuladas…” El gallego es el idioma
de Alfonso X el sabio, Eduardo Pondal, Rosalía de Castro, Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, Vicente Risco, Otero Pedrayo, Manuel Rivas, María Canosa…
Sin embargo, contrariamente a lo
que sería natural, España no se siente orgullosa de albergar en su seno esta maravillosa
lengua, sino que intenta atacar desde todos los frentes todo lo que no sea “Hablar
español”. El simple hecho de que el Castellano sea reconocido como “español”
deja claro que, para los políticos que gobiernan desde el centro, el resto de
idiomas no lo son. En otros países del mundo, se estudian en los colegios: tres,
cuatro y hasta cinco idiomas que los niños acaban dominando de una forma casi perfecta
cuando terminan su etapa escolar. Sin embargo aquí, en el mismo momento en que
una lengua que ya está recogida en la constitución española como “lengua oficial
del estado”, indicando que todos los españoles tienen “el deber de conocerla y
el derecho a usarla”, deja de aparecer en la ley de educación como “lengua vehicular”,
hay gente por todas las esquinas reclamando más derecho para la lengua oficial
del estado. Hablan de ETA, nombrando todos los muertos que llevan en su historia,
de Esquerra Republicana, nombrando que sus dirigentes están en la cárcel por
sedición y rebelión… Hablando de cosas absurdas que no tienen absolutamente
nada que ver con el debate de la lengua. ¿Por qué? Porque en el fondo, la gente
como usted, que dice respetar siempre las creencias de los demás, no lo hace
cuando se trata de algo que no comprende. Esto no es un ataque al idioma
castellano, ni mucho menos. De hecho, a lo largo de mi vida casi siempre he escrito
en esta hermosa lengua, que me encanta. Las lenguas minoritarias no atacan a
nadie, señor Mario, solo quieren, tal y como dice la constitución española: Ser
objeto de especial respeto y protección. En mi etapa escolar, con una
constitución prácticamente recién redactada, solo había un profesor que hablaba
gallego.
Amo las dos lenguas que manejo,
de igual forma, con el mismo respeto. Tal vez, debería usted estudiar las demás
lenguas y la historia de las naciones que forman este maravilloso país antes de
sacar su novelesca lengua a paseo. Se despide un humilde vimiancés, coruñés,
gallego, español, que escribe estas palabras desde la antigua capital del reino
hispanogodo.
Un fuerte abrazo. Unha forte
aperta.
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