Estúpido graciosillo
De nuevo el humor… y de nuevo un ataque a los chistes de mal gusto, a las bromas pesadas que pueden ofender y hacer sentir mal al pobre ser humano que se siente insultado tras tal ataque a su físico, porque, oye, ¿quién ese maldito cuenta-chistes para gastar bromas sobre una enfermedad que mucha gente padece? ¿Quién demonios se cree que es? ¡¡Ya está bien de aguantar a estúpidos que deciden hacer bromas a costa de los demás!!, a costa de enfermedades, de defectos físicos, de problemas mentales. Esa gente que se cree dueña del mundo y se ríe de las etnias, de las religiones, de las razas, de las guerras, de enfermedades mortales que matan a diario a miles de personas o de simples cosas que nos molestan porque nos podemos llegar a sentir identificados con alguna de ellas, porque podemos ver a alguno de los nuestros identificado. Maldito humor satírico, maldito sarcasmo, maldita ironía, maldito humor negro que se ríe los horrores vividos. ¡¡Ya está bien!! ¿Y qué opináis de toda esa gente que se ríe de los chistes de estos imbéciles que nunca deberían tener una voz más allá de una habitación cerrada con llave? Sí, el humor. Dañino por naturaleza. Especialmente si eres un inestable emocional y tienes una mente tan obtusa que no puede entender que los chistes no se hacen para hacer daño. Se hacen, única y exclusivamente, para tomarse la vida con un poco más de gracia. ¿Que tienes una pierna ortopédica? Te invito a echar una carrera. ¿Que eres negro? Te pregunto cómo vas con la limpieza de la chimenea ¿japonés? Puedes abrir los ojos, ya he bajado la intensidad de la luz. ¿Hombre? Cerebro pequeño (también aplicado a las rubias), mujer (en estos tiempos con cuidado, es tan peligroso hablar de ellas como de Mahoma) ¿gallego? Desenrolla el billete, sacúdele la farlopa y paga esta ronda. ¿catalán? Bueno, este sabemos que no va a pagar. El vasco parte la barra con los dientes y el andaluz no paga por la pereza de levantar la cartera. También podemos hablar de judíos, musulmanes (estos con cuidado), cristianos, terroristas, políticos, banqueros, Pablo Echenique… Y sí, también hay chistes sobre el holocausto, la guerra civil y cualquier cosa que se os venga a la cabeza. Estos chistes no van dirigidos a nadie en particular, no se utilizan para generar malestar o buscar problemas. Son la forma de hablar de quién intenta vivir sonriendo. ¡Vamos hombre! El chiste de Chris Rock era bueno. Es un humorista, le pagan por hacer lo que hace (ya no vamos a entrar en que, si eres un nominado a los Oscar y un humorista es el presentador, tienes que saber que van a hacer chistes sobre ti, tu familia o cualquiera que decidas llevar de acompañante) Le podía haber hablado de que los piojos hacen windsurf sobre su cabeza, que la última bola de billar es la negra, que Will se había traído una gran bombilla de luz ultravioleta a los Oscar… El juego que tenía esa cabeza redonda era enorme. Pero decidió llamarla teniente O’Neil. A Cris Rock lo han atacado por hacer sonreír a los demás ¿y a quién defendemos? Al inestable emocional que cruzó hasta el escenario y le cruzó la cara como un chimpancé (cuidado, tampoco creo que debamos juzgar a Will Smith. Es una persona que estaba nerviosa, alterada y no sabemos lo que se le pasaba por la cabeza en ese momento. Pero claramente, se le fue la mano). Por otro lado, aplaudimos todos los discursos lacrimógenos que nos hacen sentir mal (el actor que le dedica el Oscar a su madre muerta o a su hijo con párkinson después de un emotivo momento que casi nos provoca el llanto…). ¿Por qué este ataque continuo a lo que nos hace reír, a lo que nos hace olvidarnos de los problemas, a lo que nos hace olvidar, por un momento, el mundo que gira en una espiral de odio, violencia, egoísmo, patriotismo enfermizo…? ¿Cuál es el problema? ¿Qué un personaje de mente obtusa se pueda ofender? He oído cosas como: Los chistes machistas normalizan la situación ¿Normalizan la situación? He oído cien chistes sobre las torres gemelas y no se ha normalizado calcinar seres humanos en rascacielos, cientos de chistes sobre judíos y no se ha normalizado el holocausto, miles de chistes sobre enfermedades y, en ningún caso veo que se normalicen, millones sobre políticos y… bueno, a estos chorizos sí que los hemos normalizado, parece que si no roba o es un poco imbécil no lo podemos dejar al frente de la nación (la excepción justifica la norma).
Se han oído
muchísimas frases estos días, frases tan antiguas en nuestro país como el
mismísimo humor bufonesco ahora tan perseguido: “Bien por Will, no hay nada
como una hostia a tiempo” “Eso es lo que hay que hacer con todos estos
chistosos” “Pues ha hecho lo que tenía que hacer, ya está bien de que
ridiculicen a todo el mundo” “Así me gusta, que defienda a su mujer”
Tristeza, me produce una profunda tristeza la poca
comprensión que hay hacia la risa, tan sana,
tan reconfortante en los momentos duros. Cada vez que un humorista es atacado y
la sociedad convence a otra persona de que ese es el camino correcto nos
deshumanizamos un poco más. Perdemos la cercanía que nos proporciona el reírnos
de los defectos del mundo, de nuestros propios defectos. Cada vez que otra
persona se convence a sí misma de que la risa es fruto de la inmadurez infantil
de otros está matando un poco más nuestra propia esencia, el consuelo que nos
queda ante la crueldad de este mundo. Por favor, riámonos un poco más y
enfadémonos un poco menos.
Comentarios
Publicar un comentario